Muy querid@s acompañantes de este viaje en cuerpo y alma:
Próximas ya a finalizar este año 2016 y este trimestre en el que hemos estado trabajando en nuestras sesiones en el concepto del "aquí y ahora", y en su práctica, quiero hacer un cierre como merece... elevando la mirada hacia nuestra dimensión de seres también espirituales. Por supuesto sin divisiones, si no en interrelación cuerpo, mente, emociones, alma. Cada vez más salen estudios de los efectos que tiene el tener en cuenta esta dimensión, en nuestro bienestar global. Está bien que la ciencia lo respalde pero lo mejor !es probarlo! Y comprobarlo por nosotras mismas.
Una de las ideas que normalmente trato de
compartir es que la vida es casi siempre muy simple y fácil de
disfrutar. Y cuando no podemos verla así en general es porque nos
concentramos en ciertos aspectos negativos de lo que sucede a nuestro
alrededor y condicionamos nuestro bienestar a la solución de una
interminable lista de problemas.
También muchas veces propongo recordar nuestra dimensión de SER espiritual, cada cuál como lo sienta y entienda (religioso, ecológico transpersonal, místico, etc), y poder conectar y colocarse en esta dimensión cuando no nos sentimos
bien o si necesitamos algo que no podemos conseguir con nuestro propio
esfuerzo individual. Poder sentirnos Unidad, formando parte del Todo, logrando así alejar la profunda soledad que podemos llegar a sentir en momentos vitales críticos, ya sean por razones externas o internas. En realidad somos parte de ese Todo, y
podemos volver a conectarnos con esa Fuente a través de cualquier
actividad que expanda nuestra conciencia, como la oración, la práctica
de la meditación, la conexión profunda con la naturaleza o la apreciación deliberada de cada cosa buena que nos
rodea aquí y ahora.
Aquietar nuestra mente y experimentar gratitud
serían entonces las claves olvidadas para recuperar ese bienestar que
tanto anhelamos. !Qué idea tan simple y poderosa!
Seguramente repito tanto este mensaje porque es el que yo misma estoy
tratando de aprender…
Quisiera ser cada día como como una protagonista que comprende que algo no va bien en su realidad y
decide liberarse de la pesada carga que la limita, que tiene el coraje
de elevarse siempre, confiando en su intuición.
Porque aunque comprendamos que la vida es simple y fácil de disfrutar
y que podemos convocar a ese Todo, del que formamos parte,
para crear conscientemente la realidad que deseamos, de todas maneras
tenemos que tomar la decisión de hacerlo de una buena vez, debemos
esforzarnos para sostener e incrementar nuestro nivel de consciencia.
Porque si no hacemos nuestro mejor esfuerzo podemos seguir actuando indefinidamente de manera mecánica, como nos
sucede habitualmente cuando nos identificamos con nuestro ego y vivimos
de acuerdo a sus creencias limitantes.
Para ser felices tenemos que esforzarnos con mucha atención, y debemos ser también disciplinadas…
aunque esta idea parezca contradictoria no lo es. Se trata de asumir la responsabilidad de nuestro bienestar y aplicarse a ello con las herramientas que vamos conociendo, la actitud adecuada y la pasión y determinación que se requiere.
Muy Felices Fiestas y muy Prósperoen bienestar para todos los seres sintientes del planeta y de las galaxias.
Ha sido un honor y un placer acompañaros en este proceso de conocimiento y práctica del "aquí y ahora" Mi agradecimiento y cariño por permitírmelo.
Namasté queridas.
Inés
Aquí dejo un vídeo musical con mandalas para potenciar esa energía creadora de bienestar.
Os dejoUn este vídeo musical con ara activar la energía creativa de bienestar. Espero que os guste
No importa la edad... la vida hay que disfrutarla hoy, mañana y siempre! Esta bella señora se manifiesta improvisadamente en la vía pública, maravillando por un momento a viandantes.
Ammar Dafri, también conocido como Power Beat , es un artista beatbox
nacido en Argelia. Mientras estaba en la calle interpretando música una señora mayor estaba caminando junto a su perro cuando
oyó el beatboxing interpretado por Dafri. Frenó su caminata y les dio un
espectáculo de danza increíble. "Esta mujer bailando realmente me tocó
muy adentro", cuenta Dafri.
He aquí una muestra de vivir plenamente el aquí y ahora sin autocensuras y saltando mandatos sociales generacionales.
`La poeta, escritora y activista Eve Ensler vivió en su cabeza. En esta
potente disertación de TEDWomen, habla sobre la desconexión de su
cuerpo, que duró toda su vida, y de cómo dos eventos impactantes la
ayudaron a conectarse con la realidad, la la realidad física de ser
humana
La enfermedad no es más ni menos que un indicador de que hay algo que
tenemos que corregir en nuestra vida, o que al menos obviamos hacer. El
tomar conciencia de ello es imprescindible para poder realizar el cambio que nos lleve a recuperar el bienestar. La salud es el resultado de estar en consonancia con lo que sentimos.
El cuerpo es el vehículo que utilizamos para realizar esta
experiencia humana. Imaginemos una pantalla de cine donde se proyecta
una película. El cuerpo es esa pantalla donde se proyecta la historia.
La película no es la pantalla, es un medio para que podamos verla, pero
la película en sí está en otro lado. Así, nuestra vida es una magnífica
saga proyectada en el cuerpo, y en él se cuenta nuestra gran historia,
la pasada, la presente y la que vendrá. En nosotr@s está elegir cómo
queremos vivir y qué historia contar. En cada uno/a está el elegir cómo queremos que continúe la saga.
Encontré esta entrada en el blog https://radianceradionica.wordpress.com, a donde llegué de manera fortuita... supongo que me llevó la intuición que siempre es sabia, y me pareció muy interesante para compartirlo con vosotras. Me encantarían muuuuuchos comentarios... opiniones varias... Ya sabéis...
si por aquí no lo conseguís por favor enviarlos a mi correo
mosaicodeideas@gmail.com y yo los incorporo a la entrada en vuestro
nombre. Namasté. Inés
Todas las personas podemos alcanzar la felicidad plena, aquí
y ahora. Aunque resulte muy difícil hacer de esta idea una experiencia
real y permanente, maestr@s de distintas tradiciones la expresaron de
diferentes maneras, en todas las épocas.
En cada momento de nuestras vidas, en cada circunstancia, casi sin
excepciones, existen los suficientes elementos maravillosos como para
colmarnos de dicha, de felicidad plena. Pero en lugar de asombrarnos y
de disfrutar de lo que cada instante nos ofrece, damos por hecho esos
pequeños milagros, los consideramos ordinarios, naturales y cotidianos,
y, en cambio, destacamos y nos concentramos en eso de lo que el momento
carece.
A continuación un relato muy breve de Jorge Luis Borges, publicado en el año 1934, y que es en realidad su versión de una de las narraciones más originales y sugestivas de Las mil y una noches.
En la idea de "el aquí y ahora" me parece para interpretarlo como una invitación a descubrir los tesoros que
tenemos siempre a mano, como una parábola que propone que la búsqueda
del bienestar o de la felicidad “afuera” de nosotras mismas puede
conducirnos a la comprensión de que ese estado tan anhelado siempre
estuvo a nuestro alcance en nuestro interior… precisamente aquí y ahora.
HISTORIA DE LOS QUE LO SOÑARON
Cuentan hombres dignos de fe que hubo en El
Cairo un hombre poseedor de riquezas, pero tan magnánimo y liberal que
todas las perdió menos la casa de su padre, y que se vio forzado a
trabajar para ganarse el pan.
Trabajó tanto que el sueño lo rindió una noche debajo de una higuera
de su jardín y vio en el sueño un hombre empapado que se sacó de la boca
una moneda de oro y le dijo: “Tu fortuna está en Persia, en Isfaján;
vete a buscarla”. A la madrugada siguiente se despertó y emprendió el
largo viaje y afrontó los peligros del desierto, de las naves, de los
piratas, de los idólatras, de los ríos, de las fieras y de los hombres.
Llegó al fin a Isfaján, pero en el recinto de esa ciudad lo
sorprendió la noche y se tendió a dormir en el patio de una mezquita.
Había, junto a la mezquita, una casa y por decreto de Alá Todopoderoso,
una pandilla de ladrones atravesó la mezquita y se metió en la casa, y
las personas que dormían se despertaron con el estruendo de los ladrones
y pidieron socorro. Los vecinos también gritaron, hasta que el capitán
de los serenos de aquel distrito acudió con sus hombres y los bandoleros
huyeron por la azotea.
El capitán hizo registrar la mezquita y en ella dieron con el hombre
de El Cairo y le menudearon tales azotes con varas de bambú que estuvo
cerca de la muerte. A los dos días recobró el sentido en la cárcel. El
capitán lo mandó buscar y le dijo: “¿Quién eres y cuál es tu patria?” El
otro declaró: “Soy de la ciudad famosa de El Cairo y mi nombre es
Mohamed El Magrebí”. El Capitán le preguntó: “¿Qué te trajo a Persia?”
El otro optó por la verdad y le dijo: “Un hombre me ordenó en un sueño
que viniera a Isfaján, porque ahí estaba mi fortuna. Ya estoy en Isfaján
y veo que esa fortuna que prometió deben ser los azotes que tan
generosamente me diste”.
J. L. Borges
Ante semejantes palabras, el capitán se rió hasta descubrir las
muelas del juicio y acabó por decirle: “Hombre desatinado y crédulo,
tres veces he soñado con una casa en la ciudad de El Cairo, en cuyo
fondo hay un jardín, y en el jardín un reloj de sol y después del reloj
de sol una higuera y luego de la higuera una fuente, y bajo la fuente un
tesoro. No he dado el menor crédito a esa mentira. Tú, sin embargo,
engendro de mula con un demonio, has ido errando de ciudad en ciudad,
bajo la sola fe de tu sueño. Que no te vuelva a ver en Isfaján. Toma
estas monedas y vete.”
El hombre las tomó y regresó a su patria. Debajo de la fuente de su
jardín (que era la del sueño del capitán) desenterró el tesoro. Así Alá
le dio bendición y lo recompensó.
Nuestra propia existencia encierra algo así como un “problema de
ingenio”, cuya solución nos reportaría un bienestar desconocido: el
momento presente, es decir, ese único instante en el que todas las cosas
suceden, encierra un tesoro de alegría, plenitud y paz que tal vez sólo
hemos experimentado en algunas circunstancias excepcionales. Pero que podemos recrear y crear si encontramos la clave paar ello.
Hoy traigo a este gran maestro Thich Nhat Hanh y este vídeo donde nos comparte sobre "Detenerse.En.El.Ahora".flv
Uno
de los maestros zen más conocidos y respetados del mundo, poeta,
activista por la paz y los derechos humanos, Thich Nhat Hahn (sus
estudiantes lo llaman Thay, que significa "maestro") ha tenido una vida
extraordinaria. Nació en el Vietnam central, en 1926, y se convirtió en
monje a la edad de 16 años. La guerra de Vietnam enfrentó a los
monasterios a la difícil cuestión de decidir si llevar una vida
contemplativa y dedicarse solo a la meditación en los monasterios o
ayudar a sus conciudadanos que sufrían bajo los ataques de las bombas y
la devastación de la guerra. Nhat Hanh fue uno de los que decidió hacer
ambas cosas, ayudando a fundar el movimiento del "Budismo comprometido".
Ha dedicado su vida, desde entonces, al trabajo de la transformación
personal para el beneficio de los individuos y la sociedad.
Desde el Aula de Mujer hemos participado todos los talleres coordinados por YEDRA, Espacio Formativo de Empoderamiento y Salud. Y en esta ocasión como bien sabéis muchas de las que vais a leer esta entrada... hemos realizado una intervención denominada "Ruta libre de micromachismos"
Aquí os dejo los links donde podéis ver la fotogalería de mensajes.
La
meditación de las piedras es un tipo de meditación creada para Shogun
(¿) hace 25 años. Es una meditación fácil y divertida de practicar.
Aunque fue creada para Shogun, todos podemos practicar la meditación de
las piedras.
Durante
el día, nuestro cuerpo puede estar aquí, pero nuestra mente puede que
esté en otro lugar. Así que, cuando hacemos sonar la campana, traemos a
nuestra mente a casa, a nuestro cuerpo.
La campana de conciencia
es muy importante porque nos ayuda a traer a nuestra mente donde está
nuestro cuerpo. Cuando mente y cuerpo están ahí, tú estás ahí
verdaderamente, estás vivo verdaderamente.
Te pasas media vida invirtiendo en tu futuro: preparándote para lo
que te espera, pensando en si tendrás trabajo o una persona con la que
compartir tu vida. Te inculcan que pienses en el mañana, en cada paso
que das, de modo que una buena parte de tu presente la dedicas a pensar en lo que vas experimentar dentro de unos años.
Después, llegas al último tercio de tu vida y nos sorprendemos con frecuencia enganchándonos a nuestro pasado,
rememorando cuando podíamos hacer tal cosa, cuándo aún teníamos las fuerzas
para tal otra o cuándo cualquier tiempo pasado fue mejor.
De esta sutil manera nos pasamos prácticamente la totalidad de la vida, desviando tu atención hacia el pasado o el futuro. Y mientras, el calendario, implacable, ha seguido avanzando y la vida ha seguido su curso. “¿Dónde ha estado el presente que no me he enterado?”
Y es que el presente, la vida real, es lo que pasa mientras sigues ensimismada en el pasado o te anticipas al futuro. Vuelve, estás aquí y ahora.
Te dejo con uno de esos cuentos de la India que te hacen reflexionar
sobre cómo estás enfocando tu vida: ¿se te está escapando algo, o por el
contrario te la bebes a pequeños sorbos?
Un hombre se le acercó a un sabio anciano y le dijo: Me han dicho que tú eres sabio… Por favor, dime ¿qué cosas puede
hacer un sabio que no está al alcance de las demás de las personas? El anciano le contestó: cuando como, simplemente como; duermo cuando
estoy durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo hablo contigo. Pero eso también lo puedo hacer yo y no por eso soy sabio, le contestó el hombre, sorprendido. Yo no lo creo así, le replicó el anciano. Pues cuando duermes
recuerdas los problemas que tuviste durante el día o imaginas los que
podrás tener al levantarte. Cuando comes estás planeando lo que vas a
hacer más tarde. Y mientras hablas conmigo piensas en qué vas a
preguntarme o cómo vas a responderme, antes de que yo termine de hablar. El secreto es estar consciente de lo que hacemos en el momento presente y así disfrutar cada minuto del milagro de la vida.
Como apuntaba el sabio, puedes estar convencida de que tú sí vives el
día a día, pero una mirada más profunda puede delatarte. Observa cómo
es relativamente fácil sorprenderte a ti misma alejándote del momento presente. El ritmo vertiginoso de la semana te empuja a la acción polifuncional y acabas llevando a cabo diversas tareas a la vez.
Te dejo también con esta recopilación de Emilio Carrillo donde habla sobre vivir el presente.
Espero tus comentarios, por este espacio en en nuestras sesiones de Autoconocimiento y cuidado corporal-emocional-
Te propongo para hoy mismo que hagas
una meditación práctica aquí y ahora. Así de sencillo y así de retador. En este ejercicio
práctico de hoy, te voy a mostrar de forma sencilla, la mejor manera de
hacer una meditación práctica aquí y ahora. ¿Que necesitas?: Nada, solo
ganas de experimentar y desarrollar un nuevo hábito en tu vida diaria
que te reportará, sin buscarlo, buenos beneficios. ¿Vamos?…
Puede que mientras estés leyendo este
texto, estés en casa frente a la pantalla del ordenador, quizás vayas en
algún transporte público con tu tablet o tu móvil o estés en algún
sitio sentada tomando algo tranquilamente. Pues bien, el problema es que
tu cabeza no estará donde tiene que estar; que no es otro lugar que
aquí y ahora, sino que andará saltando entre ideas del pasado e ideas
del futuro.
... Detente un momento. Toma conciencia de tu respiración. Solo
quiero que seas consciente de ella sin modificarla.
... Ahora ve posando tu
mirada, sin juzgar, sobre lo que acontece a tu alrededor. Observa los
objetos cotidianos que hay junto a ti, quizás gente sentada en el café,
esperando o simplemente paseando. Posiblemente anden rápido. Si puedes y
estás en un lugar rodeado de gente, observa sus caras. Es posible que
te des cuenta de que muchos van como ausentes; autómatas podríamos
decir. No hagas otra cosa durante un rato que observar la vida que se
despliega a tu alrededor, tomando conciencia de tu respiración. ¿que
sientes?, ¿como te sientes?.
Después de un rato, haz dos o tres
respiraciones profundas y vuelve a tu normal actividad. No ha pasado
nada y sin embargo quizás ha pasado todo. Puede haber sido tu primera
toma de contacto con eso de “meditar”. Así de simple es hacer una
meditación práctica aquí y ahora.
Cuéntame como te va con esta práctica, ¿vale? Tus comentarios son muuuuy bien venidos. Feliz en el aquí y ahora. Namasté. Inés GS
Hoy traigo por aquí un tema sobre el que propongo que reflexionemos... y lo hagamos en serio !pero sin seriedad!
El efecto que tienen lo que las personas que nos importan, (y posiblemente las que no), tiene sobre el desarrollo de nuestras potencialidades.
Me egustarían muchos comentarios y opiniones que enriquezcan este espacio.
Namasté
Inés
¿De qué manera pueden verse alterados nuestros
comportamientos a partir de las creencias que los demás tienen sobre
uno? ¿Las expectativas favorables que sobre nosotros/as tiene nuestro
entorno de afectos y amistades puede llevarnos a llegar más allá de lo
que esperamos? O por el contrario, ¿cuántas veces ni lo hemos intentado o
nos ha salido mal movidos por el miedo al fracaso que otros nos han
transmitido, por su falta de confianza, por su invitación a la
resignación y al abandono?
No es descabellado afirmar que cada día en nuestras vidas hay actos
que suceden porque, consciente o inconscientemente, estamos respondiendo
a lo que las personas que nos rodean esperan de nosotros, para lo bueno
y para lo malo. Puede tratarse de la expectativa del amigo, de la
pareja, del jefe e incluso de nuestros hijos. Lo que los demás esperan
de uno puede desencadenar en un conjunto de acciones que nos lleven
mucho más allá de lo que podemos imaginar, en lo mejor y en lo peor. A
este principio de actuación a partir de las creencias y expectativas de
los demás se lo conoce en psicología como el Efecto Pigmalión.
Tan curioso nombre nace de la leyenda de Pigmalión, antiguo rey de
Chipre y hábil escultor. Ovidio en su “Metamorfosis” recreó el mito y
nos contó que Pigmalión era un apasionado escultor que vivió en la isla
de Creta. En cierta ocasión, inspirándose en la bella Galatea, Pigmalión
modeló una estatua de marfil tan bella que se enamoró perdidamente de
ella, hasta el punto de rogar a los dioses para que la escultura cobrara
vida y, de este modo, poder amarla como mujer real. Venus decidió
complacer al escultor y dar vida a esa estatua que se convirtió en la
deseada amante y compañera de Pigmalión. La expectativa cargada de deseo
se hizo finalmente realidad.
Como vemos en la leyenda, el Efecto Pigmalión es el proceso por el
cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otro
individuo afectan de tal manera su conducta que el segundo tiende a
confirmarlas. Un ejemplo sumamente ilustrativo del Efecto Pigmalión nos
lo legó George Bernard Shaw, quien en 1913 creó, inspirado por el mito,
la novela “Pigmalión” que años más tarde, en 1964, fue llevada al cine
por George Cukor bajo el título “My Fair Lady”. En esta cinta, el
narcisista profesor Higgins (Rex Harrison) acaba enamorándose de su
creación, Eliza Doolittle (Audrey Hepburn), cuando consigue convertir la
que es al inicio de la historia una muchacha desgarbada y analfabeta
del arrabal en una dama moldeada a las expectativas fonéticas, éticas y
estéticas del peculiar Higgins.
En el terreno de la psicología, la economía, la medicina o la
sociología, diversos investigadores han llevado a cabo interesantísimos
experimentos sobre la existencia y potencia del Efecto Pigmalión. Quizás
uno de los más conocidos es el que llevaron a cabo en el año 1968
Robert Rosenthal y Lenore Jacobson con el título “Pigmalión en el aula”.
El estudió consistió en informar a un grupo de profesores de primaria
que a sus alumnos se les había administrado un test que evaluaba sus
capacidades intelectuales. Luego se les dijo a los profesores cuáles
eran, concretamente, los alumnos que obtuvieron los mejores resultados.
Se les dijo también que era de esperar que estos alumnos destacados en
el test de capacidades serían los que mejor rendimiento tendrían a lo
largo del curso académico. Y así fue. Al finalizar el curso, ocho meses
después, se confirmó que el rendimiento de estos “muchachos especiales”
fue mucho mayor que el resto. Hasta aquí no hay nada sorprendente. Lo
interesante de este caso es que en realidad jamás se realizó tal test al
inicio de curso. Y los supuestos alumnos brillantes fueron un 20% de
chicos elegidos completamente al azar, sin tener para nada en cuenta sus
capacidades. ¿Qué ocurrió entonces? ¿Cómo era posible que alumnos
corrientes fueran los mejores de sus respectivos grupos al final del
curso? Muy simple, a partir de las observaciones en todo el proceso de
Rosenthal y Jacobson, se constató que los maestros se crearon una tan
alta expectativa de esos alumnos que actuaron a favor del cumplimiento
de tal expectativa. De alguna manera, los maestros se comportaron
convirtiendo sus percepciones sobre cada alumno en una didáctica
individualizada que le llevó a confirmar lo que les habían dicho que
sucedería.
Muchos otros estudios similares se han producido en los últimos años
que han tendido a confirmar la existencia de este efecto, que por otro
lado, es de puro sentido común. Sin duda, la predisposición a tratar a
alguien de una determinada manera queda condicionada en mayor o menor
grado por lo que te han contado sobre esa persona.
Otro llamativo caso sucedió en una conocida empresa multinacional
fabricante de productos de alta tecnología. Los responsables del
Departamento de Personal convocaron a una persona de su servicio de
limpieza, en el último escalafón de la jerarquía de la organización, que
ni tan solo tenía el bachillerato finalizado, y le dijeron al hombre en
cuestión que era, entre todos los miles de miembros de la empresa,
quien estaba mejor capacitado para, en el plazo de dos años, ocupar un
altísimo cargo de responsabilidad técnica, y que para ello contaría con
todos los medios y soporte de la multinacional. Las consideraciones
éticas sobre este procedimiento darían mucho de sí, pero el caso es que
esta persona no sólo llegó a desempeñar las funciones del alto cargo
prometido en menos tiempo del previsto, sino que años después siguió
prosperando en la organización siendo además una persona con un enorme
carisma y consideración dentro de su área. La profecía se cumplió de
nuevo a una velocidad y con un éxito extraordinario, más allá incluso de
lo que los propios promotores del experimento imaginaban.
En efecto, le perspectiva de un suceso tiende a facilitar su
cumplimiento. Y eso ocurre también en muchos otros ámbitos. En el
terreno de la investigación científica o social, el investigador tiende
muchas veces a confirmar sus hipótesis por descabelladas que parezcan;
siempre existe el dato que todo lo confirma. En economía, un caso del
cumplimiento del efecto Pigmalión a gran escala se vivió con la crisis
económica de 1929. Si muchas personas están convencidas de que el
sistema económico se hunde, se hundirá. Incluso hablando de nuestra
propia salud, el Efecto Pigmalión se manifiesta en el también conocido
Efecto Placebo. De este modo hay quien cree obtener del medicamento lo
que necesita obtener cuando en realidad se trata de una pastilla de
almidón, neutra, sin principios activos. ¿Por qué cura entonces, en
determinados casos, un caramelo inocuo? Simplemente porque el médico nos
dice que nos curará. Porque hay alguien en quien creemos que nos
asegura que eso nos hará bien y porque deseamos curarnos.
Y claro, ¡cómo no!, volviendo al mito, Pigmalión también hace de las
suyas en casos de enamoramiento. No son pocos los celestinos y las
celestinas que han generado tórridas pasiones entre personas que, de
entrada, no parecían tener química. En algunos casos ha bastado que el
celestino en cuestión susurre al oído de las víctimas la insinuación del
deseo del otro para que la mirada y el lenguaje del cuerpo cambien
radicalmente la expresión que propicia una primera aproximación.
Incluso si analizamos las biografías de grandes genios, mujeres y
hombres que a lo largo de la historia han hecho enormes aportaciones a
la humanidad en terrenos tan distintos como la ciencia, el arte, el
deporte, la empresa, etcétera, veremos que en muchos casos había una
persona que tenía una fuerte esperanza depositada en el genio en
cuestión y que sin ella, probablemente, la vida del genio habría sido
radicalmente distinta.
Y es que Pigmalión tiene una explicación científica: hoy sabemos que
cuando alguien confía en nosotros y nos contagia esa confianza nuestro
sistema límbico acelera la velocidad de nuestro pensamiento, incrementar
nuestra lucidez, nuestra energía y en consecuencia nuestra atención,
eficacia y eficiencia.
Las profecías tienden a realizarse cuando hay un fuerte deseo que las
impulsa. Del mismo modo que el miedo tiende a provocar que se produzca
lo que se teme, la confianza en uno mismo, aunque sea contagiada por un
tercero, puede darnos alas.
Tu vida tiene derecho a hacer borrón y cuenta nueva
En un vaso lleno ya no cabe agua. Este es uno de los principios
fundamentales de cualquier tipo de cambio. Es imposible cambiar
drásticamente tu vida y reescribir tu historia si no dedicas un tiempo
para hacer limpieza en la maleta de tu experiencia acumulada.
Tu rompecabezas de la vida siempre se juntará en la misma imagen
si utilizas los mismos elementos, no importa cuántas veces revuelvas las
piezas.
Debes empezar la renovación consciente de tu vida con un total reinicio. No con
la búsqueda de nuevos objetivos, no con las ideas de lo que vayas a ser
dentro de cinco años, no preguntándote acerca de tu misión y objetivo
en esta vida. Porque todos estos procesos te enredarían con tus ideas
antiguas que, además, consumen mucha energía.
Debes empezar sacando toda la basura de tu vida: a nivel físico, energético y mental.
La acumulación descontrolada del pasado lleva a las siguientes dos cosas:
Recreación infinita de los patrones de tu pasado. La vida empieza a parecer un déjà vu.
Desaceleración del ritmo de tu vida, cuando miras a aquellas
personas que logran hacer tres veces más que tú y no entiendes cómo
es que tienen tiempo para hacerlo. El éxito en la vida y la realización
en todos los campos únicamente es posible a alta velocidad.
Tiene caso realizar una gran limpieza en tres dimensiones: el pasado,
el presente y, no te sorprendas, el futuro. Sí, en tu futuro ya hay
montones de basura en forma de tus suposiciones acerca de cómo será; por
lo tanto, también necesita una limpieza a fondo.
Propongo empezar con el presente. Es la dimensión más concreta porque
está situada aquí y ahora. Deshacerse completamente del tiradero que
está en tu interior y en tu entorno, te otorgará muchas fuerzas
y energías frescas, lo cual vas a necesitar más adelante.
MUY FELIZ VUELTA A ESTE ESPACIO
Abro espacio para al reflexión conjunta a través de tus comentarios.
La división sexual del trabajo, esto es, que los hombres y las
mujeres realicen tareas diferentes, rememora la tradicional dualidad
hombre-cazador versus mujer-recolectora. Da por supuesto que la
caza requiere mayor fuerza física y velocidad, por lo que habría sido
una labor propia de los hombres, mientras que la recolección de
alimentos vegetales sería más compatible con la menor fuerza física de
las mujeres y las restricciones impuestas por la gestación y el cuidado
de la prole. Según este modelo, la división sexual del trabajo se habría
originado por diferencias biológicas típicamente asociadas al sexo, es
decir, a características «naturales» propias de los machos o de las
hembras.
Sin embargo, cuando se intentan reconstruir comportamientos humanos
de sociedades prehistóricas los datos empíricos disponibles son
lamentablemente escasos. Tan es así que numerosos especialistas
coinciden en que de dichas conductas solo pueden extraerse hipótesis más
o menos sesgadas. En este sentido, la arqueóloga y catedrática del
Instituto de Prehistoria y Protohistoria de la Universidad
Erlangen-Nürnberg, Linda Owen, en 2014 apuntaba: «Los roles sociales de
cada sexo predominantes en épocas lejanas, a duras penas pueden
reconstruirse».
Ciertamente, en los modelos sugeridos con el fin de recuperar
comportamientos de tiempos remotos, los prejuicios han sido tan
difíciles de evitar que los estudiosos varones, blancos y europeos han
analizado las sociedades del pasado desde una perspectiva masculina,
blanca y eurocéntrica. De esta manera, las nociones y normas de la vida
moderna se han extrapolado a pueblos de homínidos extintos, dividiendo
convencionalmente las actividades de ambos sexos: ellos iban de caza y
protegían a sus familias, ellas recolectaban hierbas y frutos y se
ocupaban de los niños.
Esta suposición lleva implícito que los hombres eran activos,
sumamente móviles y se desplazaban largas distancias tras sus presas,
mientas que las mujeres se quedaban a la espera, pasivas y sedentarias,
en un entorno físico limitado. Pero de esa imagen tan «natural» han ido
surgiendo dudas y cuestionamientos cada vez más obvios; por ejemplo,
Linda Owen se pregunta: «¿Cómo podían los hombres proteger a las mujeres
y a los niños si se encontraban fuera del campamento la mayor parte del
tiempo?»
El esfuerzo por describir las funciones sociales femeninas en pueblos
antiguos (incluso muy antiguos) como si fueran un calco de la sociedad
occidental del presente ha provocado en los últimos años encendidos
debates y flagrantes contradicciones. Los desacuerdos, cada vez más
profundos, fueron abriendo espacios para sospechar que dividir el
trabajo en función del sexo ha tenido menos que ver con el respeto a la
naturaleza y más con trasladar al pasado remoto una forma de pensar del
presente.
Además, la comunidad académica ha equiparado casi por consenso las
diferentes tareas con jerarquías de desigualdad, impulsando y
fortaleciendo esa tendencia generalizada que presupone la universalidad
del dominio masculino. Como no podía ser de otra manera, el resultado ha
generado importantes distorsiones al interpretar de un modo replicante
los orígenes del comportamiento de las sociedades humanas.
Por otra parte, el debate se vuelve más complejo porque un conjunto
considerable de expertos no admite que otras especies de homínidos
distintas de la nuestra hayan tenido división sexual del trabajo. Por el
contrario, sostienen que el reparto de las tareas es un comportamiento
propio y exclusivo de Homo sapiens, señalando además que su
emergencia habría coincidido con la llegada a Europa de los humanos
anatómicamente modernos, unos 40-50.000 años antes del presente.
Siguiendo este modelo, solo nuestra especie habría alcanzado el
pensamiento simbólico, el cual es capaz de definir categorías sociales y
asignar tareas en el grupo. En consecuencia, la división sexual del
trabajo habría sido el motor que condujo a sistemas de adaptación tan
eficaces que permitieron a los humanos modernos explorar nuevos
ambientes «hasta cada esquina del mundo».
En síntesis, parece claro que con los datos en la mano no puede
establecerse con precisión si a lo largo de la evolución humana hubo o
no división del trabajo en función del sexo. Para muchos autores,
separar las tareas es un hecho universal, y sostienen que ese reparto se
remonta hasta los orígenes de los primeros homínidos, hace alrededor de
6 o 7 millones de años. Para otros, por el contrario, se trata de un
fenómeno propio y exclusivo de Homo sapiens y no tiene más de 50.000 años de antigüedad.
Nuevos hallazgos estimulan el debate
La encendida polémica sobre la división sexual del trabajo y sus
orígenes se vio avivada en 2006 por la publicación de un artículo
firmado por los antropólogos de la Universidad de Arizona Mary C. Stiner
y Steven L. Kuhn. Estos especialistas defendieron una tesis sobre la
organización de la vida de los neandertales cuyos ecos sobrepasaron el
mundo académico y alcanzaron a los medios de comunicación y al público
en general.
Los investigadores Stiner y Kuhn realizaron un minucioso estudio de numerosos huesos fósiles de Homo neanderthalensis,
detectando que estos huesos presentaban cicatrices resultantes de
fracturas producidas por la dureza de las condiciones de vida de
aquellos humanos. Los autores separaron los restos óseos procedentes de
hombres y de mujeres y los analizaron con gran detalle. Tras sus
metódicas observaciones, llegaron a la conclusión de que no había
diferencias en la morfología ni en el patrón de las cicatrices
encontradas en los restos de uno y otro sexo. Interpretaron este hecho
asumiendo que tal similitud sólo podía atribuirse a que las heridas
óseas tenían un origen muy parecido y que, por lo tanto, probablemente
las mujeres y los hombres neandertales llevaban vidas semejantes y
realizaban trabajos análogos.
Además, Kuhn y Stiner certificaron que la evidencia empírica señalaba
con nitidez que las mujeres neandertales eran personas fuertes y
autosuficientes, muy parecidas anatómicamente a sus compañeros varones.
Esas pruebas contradecían el comportamiento sedentario pues resultaba,
cuanto menos, poco coherente. En palabras de los investigadores: «los
esqueletos de las mujeres neandertales estaban tan robustamente
construidos que parece improbable que ellas simplemente se sentaran en
casa cuidando sus hijos».
En suma, en la cultura neandertal los hombres y las mujeres parecen
haber realizado labores muy semejantes entre sí, lo que no impediría,
advierten los científicos, que desempeñaran algunas labores diferentes,
pero siempre dentro de un esquema general compartido.
Con todo, el debate no ha quedado aquí. En los últimos años se ha
enriquecido considerablemente, al abrigo de los numerosos
descubrimientos relacionados con el ámbito de la paleoecología,
disciplina que tiene como objetivo reconstruir ecosistemas del pasado y
configurar un punto de partida para conocer los diferentes recursos alimenticios que los homínidos tenían a su alcance, ponderándose las estrategias que seguían para aprovecharlos. Un enfoque que, además, también ayuda a visualizar la complejidad del comportamiento de nuestros antepasados, cómo era su organización social y, en definitiva, para calibrar su capacidad de adaptación al entorno que habitaban.
Gran parte de estos novedosos estudios se han basado en el examen de
dientes fosilizados y en el patrón de desgaste dental observado. Pero,
como ha apuntado el profesor Nathan H. Lents,
«hasta muy recientemente, nadie se había planteado si las marcas
observadas en los dientes de los neandertales eran distintas entre los
hombres y las mujeres. Cuando lo hizo un equipo español, los resultados
fueron sorprendentes».
El citado equipo estaba compuesto por los científicos del Museo de Ciencias Naturales de Madrid, CSIC, la doctora en paleontología Almudena Estalrrich y el prestigioso experto en neandertales, Antonio Rosas. En 2005 publicaron un interesante estudio centrado en los dientes fósiles de Homo neanderthalensis
y su posible relación con la división sexual del trabajo. La
investigación desvelaba un perceptible desgaste dental en los incisivos y
los caninos, al apreciarse una serie de marcas o huellas. Dichas marcas
sugerían que, a lo largo de sus vidas, los neandertales habrían usado
la dentadura para manipular objetos al sujetarlos o sostenerlos con la
boca tal como si fuese una «tercera mano».
Concretamente, Estalrrich y Rosas examinaron con detalle las estrías o
rayas superficiales y las melladuras o golpes presentes en los
incisivos y caninos de 19 individuos procedentes de los yacimientos de
l’Hortus (Francia), Spy (Bélgica) y El Sidrón (España). Los dos tipos de
marcas analizadas se debían a prácticas o actividades no masticatorias.
Las estrías mayormente resultan de una tarea repetitiva basada en
sujetar o estirar pieles, fibras vegetales u otros utensilios que puedan
sostenerse con la boca. Las mellas, por su parte, son probablemente el
resultado de un trauma, ya sea por incidir contra algo muy duro o porque
el diente se quiebra mientras realiza alguna función.
Tanto los hombres como las mujeres presentaban estrías en la cara
labial (frontal) de sus incisivos, pero esas estrías eran
considerablemente más largas en las mujeres. Esto no indica que ellas
usasen sus dientes para más tareas que los hombres (lo que habría
causado estrías más profundas, no más largas), sino que los empleaban
para tareas distintas. Además, pese que ambos mostraban mellas, éstas
estaban en zonas diferentes. Los hombres típicamente las mostraban en
los dientes de arriba, mientras que las mujeres las tenían en los
dientes de abajo.
Los autores concluyeron que las diferencias detectadas en el patrón
de desgaste dental no masticatorio, aunque sutiles, parecen indicar que
las mujeres y hombres neandertales utilizaban sus dientes con fines algo
distintos. Cabría entonces pensar y deducir que la división del trabajo
por sexos no ha sido una característica específica de Homo sapiens,
sino que, por el contrario, los neandertales de hace unos 40.000 años
ya dividían algunas de sus faenas entre mujeres y hombres. Los
científicos no tienen claro qué actividades eran las que realizaba cada
sexo, pero sí consideran probable que la especialización o división del
trabajo estuviera limitada a unas pocas labores.
Tanto Antonio Rosas como Almudena Estalrrich ponen el acento en la
importancia que tiene la posible separación de las faenas según el sexo,
incluso aunque sea reducida, porque viene a sumarse al incremento que
han experimentado en estos últimos años nuestros conocimientos sobre la cultura de los neandertales.
De hecho, los datos más recientes no sólo sugieren que nuestros
parientes vivieron en comunidades socialmente complejas, sino que en sus
sociedades las mujeres fuertes, vigorosas y autosuficientes, con toda
probabilidad participaban en la vida comunitaria como sujetos activos,
trabajando codo con codo junto a los hombres con el fin de adaptarse y
sobrevivir en aquellos ecosistemas duros y difíciles.
En suma, el añejo modelo femenino de sumisión, pasividad y
dependencia, tan querido y alardeado por el pensamiento convencional de
nuestras sociedades occidentales, se está desmoronando con gran
estruendo. Cambia el paradigma dominante, toda una revolución y
reconversión de ideas-fuerza en esa nueva mirada interpretativa.
Carolina Martínez Pulido
es Doctora en Biología y ha sido Profesora Titular del Departamento de
Biología Vegetal de la ULL. Su actividad prioritaria es la divulgación
científica y ha escrito varios libros sobre mujer y ciencia