En nuestro día a día el cerebro interpreta de forma automática todo lo que nos rodea y, aunque en la mayoría de los casos los mensajes que nos ofrece son positivos y útiles, también puede confundirnos. Los psicólogos han estudiado en profundidad lo que se conoce como “pensamientos negativos automáticos” (conocidos en el mundillo como ANT, por sus siglas en inglés –automatic negative thoughts–): ideas perniciosas que aparecen en nuestra cabeza sin que las busquemos y constituyen una peligrosa fuente de emociones perturbadoras.
Aunque los ANT han sido objeto de estudio de numerosos psicólogos y psiquiatras, fue uno de los fundadores de las terapias cognitivas, el doctor estadounidense Aaron Temkin Beck, quien más contribuyó a su definición en los años 60. Beck creía que los ANT eran determinantes en nuestro bienestar, o más bien en nuestro malestar. En su opinión, estos pensamientos negativos sabotean lo mejor de nosotr@s mism@s y, si no sabemos controlarnos, acaban creando una situación de inseguridad, ansiedad e ira que, a su vez, genera nuevos ANT. Un círculo vicioso del que no es fácil salir, en el que los pensamientos negativos se repiten una y otra vez.
Estos pensamientos negativos sabotean lo mejor de una misma y, si no sabemos controlarnos, acaban creando una situación de enfelicidad, ansiedad e ira
A continuación anotamos algunas técnicas para escapar de este peligroso entramado cerebral. La plasticidad neuronal, que cada vez conocemos mejor, demuestra que el cerebro es voluble: todos podemos acabar con los ANT y poner en su lugar pensamientos positivos. Pero para ello, lo primero que tenemos que hacer es identificar estos y entender que se trata de pensamientos de los que no somos responsables (al menos no de forma consciente).
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Desenmascarando a nuestr@ crític@ interior
Detrás de la mayoría de sensaciones de malestar se encuentran uno o varios ANT, de los que no siempre es fácil percatarse. Para identificarlos, primero debemos saber qué tres características principales cumplen estos pensamientos:
- Son mensajes específicos
Los ANT suelen tener una forma específica y recurrente, fácilmente identificable en nuestro discurso interior. Dado que nuestr@ Pepit@ Grillo maligno siempre habla de la misma forma, es fácil desenmascararle. En general se trata de mensajes que parecen taquigrafiados, compuestos por una frase corta que aparece en nuestra cabeza una y otra vez, en forma de recuerdos, suposiciones o autorreproches, como la reconstrucción de un suceso pasado (“si hubiera hecho x, no habría pasado x”), la creación ficticia de un suceso futuro (“siempre hago mal x, y en futuro volverá a ocurrir lo mismo”), o una exigencia culpabilizadora (“tendría que haber hecho x, debería hacer x…”).
- Son mensajes creíbles
Los ANT surgen de forma automática, espontánea: entran de forma brusca en la mente, sin que hayamos hecho ningún juicio previo de la situación. Pero, pese a lo poco sólido de sus argumentos, los percibimos como verdades absolutas, como ideas que llevamos reflexionando mucho tiempo; y es ahí donde reside su peligrosidad: damos por cierto algo que no lo es.
Si logramos identificar estos pensamientos, para analizarlos en frío y con cautela, lograremos darnos cuenta de que lo ridículos que resultan en la mayoría de ocasiones
Aunque desde fuera los ANT puedan parecer ridículos, la persona que los sufre los considera muy reales y creíbles, precisamente porque no se para a analizarlos (de ahí lo positivo que resulta compartir estos con terceras personas). Los damos por válidos, sin cuestionarlos, pues se viven como verdades absolutas espontáneas, algo que se puede solucionar si aprendemos a analizarlos con lógica para comprobar que sus conclusiones son exageradas.
- Son mensajes irreflexivos
Para saber mantener a raya estos pensamientos negativos (acabar con ellos por completo es imposible), debemos darnos cuenta de que nuestra voz interior sólo nos ofrece un punto de vista: los ANT responden a una automatización del cerebro, que no incluye una reflexión previa del juicio emitido, pero que parece de lo más lógica. Si logramos identificar estos pensamientos, para analizarlos en frío y con cautela, lograremos darnos cuenta de lo ridículos que resultan en la mayoría de ocasiones, y conseguiremos neutralizarlos.
Si dejamos que los pensamientos negativos se apoderen de nuestra mente podemos desarrollar una depresión. (Corbis)
¿Se puede curar con los pensamientos?
El científico Lipton tiene una teoría de que afirma esta posibilidad. Ver vídeo:
Grupos de pensamientos según el "tinte" emocional que conllevan:
Hoy hemos hablado en el taller de estos grupos de pensamientos.
Hoy hemos hablado en el taller de estos grupos de pensamientos.
- Destructivos: los que conllevan odio, rabia, culpa, envidia, etc. Nos autodestruyen, "envenenan" nuestro estado emocional.
- Limitantes: nos limitan en nuestras capacidades.
- Catastróficos: tiene que ver con catástrofes, con imposibilidad de cambio.
TE RECUERDO LA PROPUESTA DE EJERCICIO:
- Durante una semana observar nuestros pensamientos y definirlos en base a estos tres tipos.
- Hacer una lista de tres de cada tipo.
- Encontrar la frase exacta de cada pensamiento. Por ejemplo: "El agua es peligrosa. !Me voy a ahogar!" > PENSAMIENTO DEL GRUPO LIMITANTE+CATASTRÓFICO