lunes, 5 de diciembre de 2016

PRESENTE EN MI CUERPO


De repente !mi cuerpo!

`La poeta, escritora y activista Eve Ensler vivió en su cabeza. En esta potente disertación de TEDWomen, habla sobre la desconexión de su cuerpo, que duró toda su vida, y de cómo dos eventos impactantes la ayudaron a conectarse con la realidad, la la realidad física de ser humana

La enfermedad no es más ni menos que un indicador de que hay algo que tenemos que corregir en nuestra vida, o que al menos obviamos hacer. El tomar conciencia de ello es imprescindible para poder realizar el cambio que nos lleve a recuperar el bienestar. La salud es el resultado de estar en consonancia con lo que sentimos.

El cuerpo es el vehículo que utilizamos para realizar esta experiencia humana. Imaginemos una pantalla de cine donde se proyecta una película. El cuerpo es esa pantalla donde se proyecta la historia. La película no es la pantalla, es un medio para que podamos verla, pero la película en sí está en otro lado. Así, nuestra vida es una magnífica saga proyectada en el cuerpo, y en él se cuenta nuestra gran historia, la pasada, la presente y la que vendrá. En nosotr@s está elegir cómo queremos vivir y qué historia contar. En cada uno/a está el elegir cómo queremos que continúe la saga.
Encontré esta entrada en el blog https://radianceradionica.wordpress.com, a donde llegué de manera fortuita... supongo que me llevó la intuición que siempre es sabia,  y me pareció muy interesante para compartirlo con vosotras. 
Me encantarían muuuuuchos comentarios... opiniones varias... Ya sabéis... si por aquí no lo conseguís por favor enviarlos a mi correo mosaicodeideas@gmail.com y yo los incorporo a la entrada en  vuestro nombre.
 Namasté.
Inés
 En un principio,enfrentarnos con la realidad, de saber que no todo son agentes externos “conspirando contra nuestro cuerpo” sino que, en un amplio porcentaje, somos nosotr@s mismos quienes hemos creado las condiciones en él, para que una bacteria se aloje o para que tengamos una gastritis, bueno, tal vez  no nos sea muy grato.
Es beneficioso poder darnos cuenta, aunque nos provoque cierto enojo o molestia reconocerlo . ¿Cómo pudimos provocarnos esto a nosotros mismos? Sea un resfrío, un dolor en el ciático o algo más grave, el cuerpo  nos está enviando un mensaje. Nos está insinuando que no hemos realizado las elecciones correctas para llegar a esas instancias de dolor o padecimiento. Envía señales de alarma de que algo anda mal, a través del dolor o malestar. Digámosle ¡Gracias! Nuestro cuerpo nos está comunicando algo. Es cuestión de entender su mensaje, aprender a decodificarlo.

La buena noticia, como me gusta decir, es que podemos corregirlo, rectificar el rumbo  y encauzar nuestra experiencia hacia una nueva perspectiva de la vida.
El ser humano posee el libre albedrío, y a cada paso se nos presentan elecciones en nuestro camino. Ser o no Ser, decía el gran literato. Y es a eso a lo que nos exponemos.

Antes de llegar a este plano, como almas tenemos un Plan a realizar para esta vida. Cuando encarnamos, ya no recordamos el Plan, pero sí tenemos indicadores muy certeros de cuáles son las partes que encajan en el rompecabezas, y eso lo percibimos. ¡Vaya que lo sentimos! Lo sentimos a través de corazonadas, de sensaciones, sueños, un deja vú,  momentos de gozo y éxtasis, del deseo genuino que sale del corazón, de todo aquello que fluye de nosotros y nos provoca bienestar. Allí está nuestra alma manifestándose y “recordándonos” las pistas de nuestro Plan.

Todo es cuestión de recordar, se dice. ¿Pero recordar qué? Nuestro Plan. Aquello que nos propusimos antes de venir. El camino a recorrer. Por supuesto el ego no nos lo hace fácil. Nacemos y ya hemos olvidado. Así recibimos los condicionamientos de nuestro entorno más cercano y de quienes nos rodean,  nuestros padres y familiares, más tarde  maestros y educadores, y por último la sociedad. Así comenzamos a desatender y desconocer esa voz interna (la voz del alma) que nos impulsa a realizar todo aquello que nos hace sentirnos bien, y el bullicio externo nos va confundiendo, hasta desoir la voz interna totalmente.  El ego se confunde y no sabe a quién oir, si al afuera o al adentro. Y así nuestro Ser interno puede ir perdiendo el rumbo. Por momentos “recordamos” ; el alma se expresa a través de sensaciones, aquellas que nos provoca un estímulo de una pieza musical, o una obra de arte, el contemplar la naturaleza, el deseo de hacer lo que nos gratifica, el hecho de jugar, o la sola presencia de quien amamos. Todas esas instancias son evocadoras de nuestra alma. Si vamos desconociendo esos momentos y poco a poco nos encerramos en el miedo o la incertidumbre, la descofianza, el temor, la ira o la tristeza y nos quedamos atascados ahí, cada vez nos desconectamos más del Plan y de nuestra alma. Cuanto más practicamos “oir” las evocaciones del alma, sensaciones que provienen del corazón, más estaremos, como se dice hoy “conectados”.

Estar en equilibrio es estar en armonía y bienestar, ese es el estado natural del ser y se corresponde con los deseos del alma. Cuando eso no ocurre, y ese estado natural de armonía se ha tergiversado, la balanza entre los condicionamientos externos han pesado más que nuestra propia voz interior.

“El cuerpo físico no condiciona, es condicionado” decía David Tansley, un precursor y visionario de este sistema, la radiónica. Y es que casi podríamos considerar a nuestro cuerpo físico como un holograma que responde a todo aquello que pensamos y sentimos.

Adriana Alfonso
https://radianceradionica.wordpress.com/2012/04/17/nuestro-cuerpo-fisico-un-holograma-de-nuestra-historia/

2 comentarios:

  1. Impresionante y reflexivo relato de Eve Ensler, que desde luego no te deja indiferente. Y muy interesantes y también reflexivos textos de Jacques Martel y Adriana Alfonso.

    La vida me ha enseñado que nunca pasan las cosas por nada.
    Gran parte de mi vida yo solo la viví de forma emocional, cuando esta enfermo gravemente, la guarde en lo más profundo y empezó a dominar mi yo racional para poder sanar esa parte emocional tan dolida, no quería sufrir más. Pero alguien pasó por mi vida y el emocional salió deseando vivir otra vez, guarde el racional que me hablaba, me avisaba, me advertía y me decía cosas, pero no quería escuchar, las emociones querían disfrutar y vivir. Cuando esa persona se fue, mi emocional volvió a desfallecer, pero visualizando la experiencia y analizándola fue cuando me di cuenta que mente y alma debían convivir juntas y escucharlas a ambas a la vez.
    Pero en esta historia falta un elemento tan importante como lo demás, “el cuerpo”, durante todo lo descrito antes yo he maltratado a mi cuerpo severa y duramente, no sé si como intento de consuelo o desahogo de mis emociones y frustraciones.
    Llevo ya casi 16 meses de baja por una enfermedad de las llamadas raras, que afortunadamente no ha sido tan grave como podía haber sido, me la diagnosticaron muy pronto, a día de hoy no se si se erradicara del todo, suele ser crónica, acepto que esto puede pasar, pero eso no significa que me resigne y tire la toalla.
    Durante esta baja han ido surgiendo otras complicaciones físicas también, llego un momento en el que me di cuenta que mi cuerpo me gritaba “HOLA, ESTOY AQUÍ” y quiero que me cuides también. Y aunque no es fácil a veces, pero el secreto es la constancia y la práctica, desde entonces estoy intentando que alma, cuerpo y mente sean uno, SEA YO, lo que me está facilitando mucho esto es el intentar vivir el aquí y el ahora a cada momento, lo que veo, lo que vivo, como lo siento y como lo percibe mi cuerpo.

    Como dice Ana Alfonso estoy rectificando el rumbo y encauzando mi experiencia hacia una nueva perspectiva de la vida.

    GRACIAS Inés, por tus mensajes que me aportan y enriquecen tantísimo desde hace tanto tiempo.
    Un beso muy, muy cariñoso
    Chus

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    1. Chus amor... este comentario me quedó sin responderte. Ya sabes que ha sido por falta de tiempo, físico en un tiempo y mental en otro,no por falta de motivación y desde luego interés y amor.
      Como siempre estás sembradita... y más aún generosa en tu compartirnos a todas, alumbrando más este camino de autodescubrimiento. Siendo un espejo grande en el que mirarnos y poder irnos reconociendo a través de tus palabras y experiencias.
      No me canso de agradecerte de manera muy sentida, de corazón, todo lo que nos aportas a este espacio... además de al presencial.
      Eres una mujer con coraje, con amor y con disciplina para seguir en el camino de la autosanación atravesando las dificultades con determinación y con consciencia.
      Te abrazo y me siento feliz de leerte.
      Inés

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