UNA SENCILLA ESTRATEGIA PARA EMPEZAR A CUIDAR DE TI MISMA
El autocuidado no tiene que ver con la autocomplacencia sino con la autopreservación.
Cuando no cuidas de ti y llevas una conducta desequilibrada durante largos periodos de tiempo eso termina por traducirse en una serie de síntomas físicos, mentales y espirituales, cuyo propósito es darte la oportunidad para hacer cambios saludables en tu vida. Es posible que te enfermes o estés deprimida, ansiosa o que experimentes fatiga crónica. Quizá tienes la sensación de que tus emociones están a punto de desbordarse a cada instante. Todos estos son signos de que necesitas hacer una pausa y reflexionar sobre cómo te tratas a ti misma. Para poder aterrizar estos pensamientos más efectivamente, te sugerimos la siguiente estrategia:
1. Toma un par de hojas blancas (o las que necesites) y algo con qué escribir.
2. Siéntate unos minutos donde sabes que nadie te interrumpirá.
3. Si te apetece puedes encender una vela o incienso para aquietar tu mente y reconfortar tus emociones.
4. Escribe tu nombre en un círculo en el centro de la página.
5. Luego en otros cuatro círculos alrededor de tu nombre escribe las siguientes cuatro categorías o aspectos de tu ser: físico, mental, emocional, espiritual.
6. Escribe cómo te sientes en cada uno de estos aspectos.
7. Toma otra hoja y repite los pasos 4 y 5. Después escribe una sugerencia para ayudarte o reconfortarte en cada área, que responda a cómo te sientes.
8. Selecciona una acción de cada categoría y empieza.
Recuerda que este tipo de problemática es sumamente común y no estás sola. Habla con otras mujeres de cómo te sientes y lo que has reflexionado. Quizá te sorprenda darte cuenta de que hay muchas otras mujeres que se sienten como tú y también necesitan superar la creencia de que el autocuidado es egoísta. En realidad no puedes dar nada que no tienes, así que cuida de ti.
Con información de The Huffington Post
! Buenos días!
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con el artículo. Nunca me he permitido sentarme un rato a leer un libro o a descansar contemplando mi jardín. En él trabajo, pero no me permito sentarme a disfrutarlo. Siempre hay algo que hacer.
La educación que he recibido es que si no estoy haciendo cosas, estoy perdiendo el tiempo.
Desde que fui a los talleres de la Concejalía de Mujer me he empezado a cuestionar este planteamiento, que en mi vida era dogma de fe.